Estoy buscando algo que sé que escribí entre 1992 y 1993. Estando en esa búsqueda abrí el primer cuaderno de 1993, en ese año yo era una niña, entraba en la preadolescencia. Resulta que descubrí que en 1993 decidí comenzar el año y dedicarme todo 1993 a responder 100 preguntas, que de acuerdo al cuaderno clasifiqué en seis grupos. Después de leer ese cuaderno entendí porque a esa edad no estaba jugando con las niñas de mi cuadra, estaba leyendo y escribiendo para responder 100 preguntas que yo misma formulé. Y leer las preguntas fue gracioso, sorprendente, inquietante y agradable.
Lo interesante de volver a leer mis cuadernos de años anteriores, no es recordar sucesos pasados, porque no son diarios, son cuadernos donde literalmente escribo todo lo que se me pasa por la cabeza, cuentos, pseudo poesía, mi vida… todo. Entonces, cuando leo mis cuadernos es como si me reencontrara con esa Moira del pasado, como conocerme de nuevo; me permite recordar como veía el mundo a esa edad, como pensaba, como se estructuraban mis pensamientos, lo que sentía. Puedo leer como la Moira de 8, 10, 13, 15, 20, 30… veía su mundo.
Es como una bitácora de mí misma, de mi consciencia, de cómo elaboraba mis ideas, de lo que me apasionaba u obsesionaba en esos momentos de mi vida, puedo leer como me fui deconstruyendo de toda la estructura social en la que crecemos, prejuicios, paradigmas, creencias, religión y como fui construyendo la Moira que soy hoy. Como me volví a construir solita. Como fui capaz de romper paradigmas y desintoxicarme de creencias absurdas.
Cuando leo esos cuadernos veo como muchas de las cosas que nos inculcan desde pequeños yo no me las creía, las dudaba y hasta me burlaba de ellas. Y eso se lo debo a la lectura. Las historias que les contaban a mis compañeras en el colegio eran para mí cuentos chinos.
El asunto es que leer esas 100 preguntas fue para mi sorprendente, sobrecogedor y me hizo entender cosas de mi presente. No me acordaba que en 1993 había formulado 100 preguntas para responderlas durante el año. Y son preguntas de todo tipo, literalmente de todo tipo. Voy a compartir algunas hojas de ese cuaderno donde están las preguntas, pero he decidido tachar muchas, porque para la Moira de 1993 eran muy privadas y personales, y sé que me odiaría si se enterara que en 2021 hice públicas sus preguntas personales que se formuló a sí misma.
Les dejo las imágenes de las páginas y a su vez, les copio algunas aquí. La Moira de 1993 se preguntaba:
- ¿Por qué hay muertos que vagan?
- ¿Existen las sirenas?
- ¿Por qué los delfines pueden nadar y vivir en el agua, pero también pueden respirar?
- ¿Estamos solos en la tierra o aquí existen otras civilizaciones que no conocemos?
- ¿Alguna vez tendré contacto extraterrestre?
- ¿Estoy loca?
- ¿Qué pasaría si se acaba la fuerza de gravedad?
- ¿Por qué podemos vivir 9 meses dentro de un vientre lleno de agua y no podemos vivir y respirar dentro del agua?
- ¿Los gatos me entienden cuando les hablo?
- ¿Existe vida en Orión y sus planetas y estrella?
- ¿Estamos cerca del apocalipsis?
- ¿Los evangélicos están locos o soy yo la que estoy errada?
- ¿Cuál es mi nombre en el libro de la vida?
- ¿Por qué me gustan tanto los gatos?
- ¿Qué son las pirámides?
- ¿Estoy en el camino correcto?
- ¿Cuál es el camino correcto?
- ¿Por qué soñamos?
- ¿Soy feliz?
Resulta que descubrí que a esa edad me obsesioné con aprender sobre las creencias religiosas del antiguo Egipto y una gran parte del cuaderno está lleno de apuntes de sobre lo que leía y estudiaba de la religión egipcia. Yo no sé en que estaban pensando las niñas de mi edad en 1993, pero a mí ese año me apasionaba Egipto y su religión. Creo que mi mayor preocupación en 1993 era aprenderme todos los dioses egipcios, conocimiento que está en mi cabeza y que recuerdo perfectamente gracias a la Moira de 1993.
PD: en 1993 ya me estaba preguntando temas existenciales, si existe un camino, si era feliz, si iba a encontrar el amor de mi vida y si estaba loca… fui una niñita muy peculiar.
