Tanto brujas, casquivanas y princesas, sea consciente o inconscientemente desean tener una pareja que sea un caballero, dulce, atento, romántico y que las haga sentir únicas en el mundo.
Pero en realidad ¿Qué es un caballero? Más allá de esa imagen medieval del guapo y valiente hombre montado a caballo, con armadura metálica reluciente, dispuesto a la lucha por la justicia y su hermosa dama. Un caballero de verdad es un hombre con principios morales, un hombre que respeta y valora a la mujer, un hombre romántico según su estilo, detallista, amoroso y por sobre todas las cosas autentico y honesto.
Y como en todo existen diferentes tipos de caballeros, algunos hippies, otros rockeros, aventureros, espirituales… lo que les incluye algunas características nuevas y diferentes, pero en esencia todos son caballeros.
Como los hombres conocen esa debilidad femenina por los hombres caballeros, algunos que no lo son se convierten en farsantes de caballeros, una burda y ridícula imitación de lo que es un verdadero caballero. No les nace ser caballeros, porque son vulgares bribones de taberna de mala muerte, pero para poder conquistar aquellas chicas que son unas damas a todo dar tienen que fingir ser unos caballeros. Y cual villano de película de bajo presupuesto se convierten en caballeros de mentira.
Y desafortunadamente, abundan esos farsantes de caballeros, a los que yo particularmente les siento repulsión.
Recientemente me tropecé con uno de estos payasos de cantina disfrazados de caballero, al que tuve en alta estima, gran cariño y hasta afinidad. Poco a poco me dejó de agradar porque me parecía ridículamente cursi y luego porque se le cayó la armadura y quedó al descubierto lo que en realidad es, un payaso de fiesta pobre.
Estos caballeros farsantes no son más que vulgares duendes que usan las frases románticas más rebuscadas para enamorar, son patéticamente cursis y llega un momento que se ven tan postizos y falsos que repugnan.
Suele gustarles el drama, generar el drama, el engaño, poner en contrapunteo a las mujeres y sobre todo victimizarse al momento que su farsa se descubre, tratando siempre de dejar a la mujer en ridículo o como la mala del paseo.
A esta patética imitación de caballeros les gusta maltratar a las mujeres emocionalmente, les doy algunos tips para que estén atentas:
1)Tratan a las chicas de usted, de manera exageradamente respetuosa en segunda persona.
2)Les gusta hablar mal de las mujeres con sus futuras conquistas o con otras chicas, algunos lo hacen de manera sutil, soltando pequeños dardos daña reputación, otros lo hacen de manera burda.
3)Les gusta jactarse de sus conquistas, hablar de aquellas chicas con las que tuvieron alguna afinidad, de aquellas con las que pudo tener algo y no lo tuvo, asegurando que él no quiso, burlándose sutilmente de su supuesta conquista y de paso dañándole la imagen. Suelen hacer esto para exaltar su masculinidad, su deteriorada autoestima y para hacerse ver codiciado por otras.
4)Cuando quieren terminar una relación y culpar a la mujer, se ponen celosos obsesivos buscando infidelidades inexistentes a toda costa para quedar ellos como las víctimas, los santos cachones y la ex como la mentirosa, la loca y la infiel.
5)Cuando la ex les descubre una infidelidad o comienzo de una se indignan y la novia es una loca celosa… pero siempre resulta que al final la “novia celosa” tenía razón; el caballero farsante termina con un tórrido romance con alguna mengana, que dañó la relación ¿Cuál dañó la relación? En realidad, la mengana, le hizo un favor a la chica, le quito ese fraude de hombre de encima. Y muy orondos y dignos la nueva conquista y el payaso publican su relación a los 4 vientos.
6)Al caballero farsante le gusta, generalmente, obtener sus conquistas como trofeos, aquellas féminas difíciles de conquistar o que son reconocidas en algo.
7)Cuando terminan una relación ellos son la víctima y la ex siempre es la mala del paseo, la loca, la celosa y la mentirosa.
Estos caballeros farsantes no son de armadura metálica de plata, oro y demás, son de armadura de cartón forrada con papel aluminio. Que ante la primera llovizna se les moja el cartón y se les cae la armadura. Quedando como lo que son payasos de circo pobre, ridículos, patéticos y repulsivos.
Esos manes que te quieren levantar a punta de labia, lo peor es que ni tirar labia saben y se vuelven unos fastidiosos. A cada rato me encuentro a manes de ese estilo