¿Fin del mundo?

“Yo no pensé que me iba a tocar el fin del mundo, pensé que le iba a tocar a mis nietos, pero no a mí”, exclamó mi mamá en voz alta mientras leía las noticias en la computadora.

¿Este es el fin del mundo? ¿Comenzó el apocalipsis? Hacer esas preguntas y tratar de responderlas es entrar en un terreno escabroso. Porque para pensar en estas preguntas a fondo e intentar contestarlas hay que abordar la religión y la espiritualidad, dos temas difíciles y polémicos.

¿Existirá un fin del mundo? Pienso que sí, pero no precisamente una extinción absoluta de toda la vida del planeta, convirtiéndonos en un astro celestial árido e inerte. Tampoco la extinción absoluta de la humanidad. Para mí “el fin del mundo” es un conjunto de acontecimientos que van a transformar la existencia humana desde su raíz.

Y sí, pienso que es el comienzo del apocalipsis, de ese cambio de nuestra existencia, de la sociedad, del modo en que vivimos y nos relacionamos con nuestro entorno y la naturaleza.

Un virus invisible a nuestros ojos nos demostró lo frágiles que somos. Estalló todas las burbujas en las que muchísimos humanos se sentían invencibles, seguros y alejados de todo mal.

No existe dinero ni poder ni fama que te blinde ante lo que está ocurriendo. Todos somos igual de vulnerables, sin importar raza, sexo, estrato, orientación sexual, estudios, religión o país. El orgullo de poder, el egocentrismo que posee la raza humana se desmoronó con un estornudo.

Y una tos nos aterrorizó, nos demostró que somos frágiles, no hay potencia mundial que se salve. También una tos nos enseñó que el planeta no nos necesita para seguir el curso del ciclo de la vida, sino todo lo contrario, somos el problema.

Es el principio del apocalipsis porque con tres meses encerrados se caen las poderosas economías mundiales, se derrumba nuestro modo de vida, el sistema político y social en el que vivimos tambalea.

Un estornudo nos demostró que todo lo que creíamos importante no lo es, todo lo que valorábamos es insustancial ¿Influencers o médicos? ¿El señor que nos despacha y atiende en el supermercado o las supermodelos? ¿Qué es más valioso? ¿A quién necesitamos? ¿A quiénes debemos valorar?

¿Alguien se imaginó que el 2020 iba a ser así? Cuando hacíamos la cuenta regresiva de fin de año, 5, 4, 3, 2, 1… proyectamos un 2020 con metas, deseos, acciones, viajes, compras… Pero no es lo que nosotros deseemos, no somos nosotros los que mandamos sobre el curso de la vida. Dejó de existir esa falsa percepción de poder que sentimos sobre nuestra vida y el mundo.

Espero que esto no se ponga peor, tengo esperanza en que todo mejorará, pero en realidad, la lección es que no lo sé, no lo sabemos, la ciencia lo dirá a medida que avancemos.

Aunque siendo honesta nos merecemos como especie todo esto. Tanta muerte y masacre, agrediéndonos entre nosotros, contaminación, extinción de especies, actos atroces a nuestros semejantes, siglos y siglos de iniquidades… toda acción tiene consecuencias. Lo que ocurre no es castigo divino… no existe. Lo que ocurre es acción – consecuencia.

Posts created 12

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Related Posts

Begin typing your search term above and press enter to search. Press ESC to cancel.

Back To Top