Este es un extracto inspirado en un capítulo de mi próximo libro “Eternidad y palabras”.
Le escuché decir a alguien una vez, “estoy casado con mi trabajo”. Y como es usual me quedé pensando en esa expresión.
Siguiendo la lógica de esas palabras, entonces yo tengo un feliz matrimonio por conveniencia. Sería algo así como una mujer que se casa con un hombre que la quiere mucho y que ella también quiere, pero que no se aman en realidad.
Pasan juntos muchos momentos felices, inolvidables, que los llenan de orgullo, se llevan bien, tienen una vida agradable… aunque sus almas canten a gritos óperas completas, pidiéndoles que disuelvan esa falsa sensación de cariño y calma, que busque, que salgan corriendo a los brazos de su verdadero amor.
Estoy casada con esos trabajos de oficina, que desempeño con cariño, responsabilidad y eficiencia, pero a los que diariamente les soy infiel escribiendo, enamorada de mis lápices y de las letras que plasmo en mis cuadernos.
Estoy casada con esos trabajos de los que sin duda pronto me divorciare para vivir junto al amor de mi vida, escribir. Sigo casada por conveniencia económica, estabilidad monetaria, vilmente casada por puro interés… Aún no puedo vivir de lo que amo con toda mi alma.

Y hasta las llantas que viven del aire se espichan. Todavía no gano lo suficiente y de manera estable para poder irme a vivir con el amor de mi vida. Así que debo seguir casada con las oficinas y su monotonía.
Para mantener mi matrimonio he tenido que estudiar cosas muy interesantes y que me fascinan. De este matrimonio por conveniencia tengo saldos muy positivos. Muchos conocimientos de temas que me apasionan, conozco personas maravillosas y me gustan muchas de las actividades que realizo.
No puedo decir que no soy feliz con mi matrimonio por conveniencia, sería faltar a la verdad y negar todos los momentos enriquecedores que he vivido. Pero a eso que me dedico no hace parte de mi esencia, mi alma clama a gritos que me dedique todos los días de mi vida a aquello que me apasiona, lo que enciende mi alma con un fuego incandescente, lo que definitivamente estoy destinada a realizar, que es escribir y desarrollar toda mi creatividad en distintas expresiones artísticas.
Así que todos los días me esfuerzo por avanzar un paso más cerca del amor de mi vida y divorciarme pronto de mi marido por conveniencia. Ya casi, solamente me dedicaré a escribir sin preocuparme por el dinero, las obligaciones y las cosas materiales.
Estaré felizmente divorciada de las oficinas, su monotonía, rodeada de una cantidad de personas aburridas (la mayoría), que no están sintonizadas con mi alma, lugar en el que estoy, pero al que no pertenezco.
Ya no escucharé conversaciones aburridas, banales y hasta absurdas. Estaré libre de esos ambientes complejos que se viven en una oficina, egos, celos, zancadillas, envidias, chismes… es rara una oficina positiva y agradable, generalmente son ambientes un poco tóxicos.
Si tú tienes un alma como la mía, con una esencia definida, una pasión que te desborda sea arte, literatura, ciencia, un emprendimiento… esfuérzate cada día por lograr dedicarte a aquello que te apasiona, por llenar tus días de esa llama incandescente que te llena de vida.
No desfallezcas, cada día estas (estamos) más cerca de lograrlo. Afortunados somos por tener claro nuestro propósito en la vida.

