Posibilidades insólitas

Me persiguen las posibilidades insólitas. Esa en una de mis verdades. Posibilidades insólitas tanto positivas como negativas. Cuando las personas escuchan decir, “eso solo le pasa al 1% de la población“, la gente suele decir “es remoto que eso me suceda”. Pero, a ese 1% lo conforman personas ¿Quiénes? Pues, esta que les escribe hace parte de ese 1%, de aquellos con tendencia a que le ocurran cosas inusuales.

No sé a qué se debe. Puede tener muchas explicaciones, desde distintas perspectivas. La espiritual, por ejemplo, “atraes lo que piensas“, cuando escucho eso recuerdo que mi tendencia a lo insólito me sucede desde niña y cuando era una pequeñita de 5 años no tenía ni idea de que había cosas insólitas, que no suelen ocurrirle al común de la gente, mucho menos andaba pensando cosas negativas para atraerlas. Así que esa explicación siempre la he descartado, desde antes que tenga memoria, desde que nací mi vida ha sido un suceso de cosas raras y difíciles de explicar.

Entonces, otra respuesta espiritual: es el dharma y el karma. Creo en ese postulado, sembramos y recogemos. Y sembramos de múltiples formas, con nuestro pensamiento, palabra, obra y omisión. Sembramos y recogemos en esta vida, y si existen otras vidas después de esta, tiene lógica que alguna parte de la cosecha se recoja en la próxima. Bajo esta creencia ¿Qué diablos fue lo que sembró la yo de la pasada rencarnación? Tuve que sembrar algo radiactivo, polvo de estrellas, un asteroide… porque papas y tomates fue, mi evidencia empírica lo confirma.

También podría tener una respuesta matemática, alguien tiene que pertenecer al 1% ¿O no? Y el azar hizo su trabajo y yo caí en ese porcentaje. La verdad, no sé por qué y creo que no lo sabré.

Con el asunto del cohete chino, alcancé a pensar, qué si no se desintegraban al entrar a la atmósfera, podían caer en mí casa. Con tantas cosas insólitas que me han pasado eso no sería nada raro. La lista es larga, tres poco usuales percances aéreos, alergias improbables, sucesos casi que milagrosos e inexplicables, acontecimientos que solo ocurren en películas gringas… estar conmigo puede ser peligroso para una persona acostumbrada a la normalidad. Yo soy, algo así, como los tres Baudelaire en uno, Sunny, Klaus y Violet, en su serie de eventos desafortunados. Claro, no todos desafortunados, la balanza en este momento está equilibrada.

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