No es una retracción completa, porque hay cosas que aún pienso sobre él que no han cambiado y varios hechos que sucedieron, que no se pueden cambiar. Cizañó en mi contra, entre muchas otras cosas más… pero la vida se trata de seguir adelante, aprender e intentar siempre ver lo positivo.
En un post anterior lo llamé “Filipichín de poca monta”, sigue siendo un filipichín, pero no de poca monta, se preguntarán ¿Por qué? ¿Qué ha pasado?
Resulta que nos tocó trabajar juntos, en equipo, en un proyecto importante para nuestra organización. Me tocó convocar a todos los abogados y él es uno dentro del equipo.
Entonces tuve que relacionarme con él de manera más estrecha y cercana. El trabajo que estábamos realizando requería de un gran compromiso y fue ahí donde me sorprendió. Calló con acciones algunas palabras escritas y opiniones poco positivas que tenía sobre él.
Descubrí un Filipichín diferente, con cualidades desconocidas que cambiaron mi forma de pensar sobre él. En mi escrito lo tildé de mediocre, porque en acciones anteriores su trabajo fue de muy mala calidad, pero nada en este mundo es estático, estamos en constante movimiento y evolución. No se nace mediocre se elige serlo. En esta ocasión él eligió la excelencia. Su trabajo dentro del equipo fue muy bueno, responsable, comprometido e incansable. De mediocre no tuvo un pelo en esta ocasión.
No sé si es que está en un proceso de mejora personal o que en aquello que trabajamos antes no estaba muy motivado. Pero el Filipichín con el que trabajé recientemente no es el hombre mediocre que conocí. Actualmente tiene tenacidad, compromiso y todo lo que hizo tuvo calidad.
También escribí que era bruto, una de las personas más carentes de inteligencia que he conocido, pero en esta ocasión no me pareció un inepto, sino alguien talento y voluntad.
Me pregunté en mi escrito anterior ¿Cómo se había graduado de la universidad con semejante nivel de estupidez? Pues ya la vida me dio la respuesta, bruto no es y posee voluntad, en ocasiones esto es lo único que se necesita para lograr la mayoría de las cosas en la vida: amor, voluntad y disciplina. Y el Filipichín le puso los tres ingredientes al trabajo que realizamos juntos.
Por supuesto, no es el hombre más brillante que conozco (tampoco hasta allá), pero retiro mis palabras sobre el tema, no es bruto y cuando quiere no es mediocre sino excelente.
Descubrí otra cosa del Filipichín, es un caballero, cede el paso, abre puertas, corre sillas… eso me sorprendió gratamente, no es algo que se ve actualmente en el común de los hombres ¡WAIT! No vayan a pensar que esto es una oda de exaltación hacia él. Es una rectificación de aquellas cosas que pensé y que hoy me doy cuenta que no son tan así.
La vida se encarga de enseñarnos sabias lecciones a diario. En este caso nos puso a trabajar en equipo y mi visión sobre él cambió de manera positiva. No sé si la de él hacia mí, porque sé perfectamente que la antipatía es mutua y que yo no soy santa de su devoción, sino todo lo contrario.
El Filipichín y yo tenemos un pasado accidentado. Me dejó sin trabajo casi un año, mi contrato dependía de él y de pura maldad bloqueó todo durante casi 12 meses. Habló pestes de mí, no sé si todavía lo hace. Su opinión sobre mí me tiene sin cuidado, lo qué me molestó fue que me difamara. Y son cosas que no sólo hizo conmigo sino con otras personas que conozco.
La percepción de malvado, que tengo sobre él no ha cambiado. No me genera confianza y no sé si la vida, quizás él mismo alguna vez me haga cambiar de opinión al respecto.
Pero hoy puedo decir que ya no me cae mal, antes por pura educación le daba unos buenos días, hace como 6 días le di un abrazo… eso es lo más maravilloso de la vida, que no deja de sorprendernos y transformarnos. Nunca me imaginé que alguna vez le daría un abrazo.
Al comienzo, cuando nos conocimos por primera vez, no entendía por qué le caía mal y no comprendí nunca las razones por las cuales me dejó sin trabajo tanto tiempo. Luego la aversión que incrementó en él hacía mí si es totalmente justificada, con personas que han actuado así conmigo soy bastante antipática, de formas poco usuales y muy directa. No sé (aún) si para bien o para mal, soy muy franca, cuando quiero a alguien o cuando no. El Filipichín sabe todo lo que pienso sobre él, siempre se lo he dicho de frente.
No estoy segura si sabe que escribí sobre él, este Filipichín ha inspirado más de uno de mis escritos. No sé si me ha leído y si lo hizo, entiendo perfectamente que me odie con más ganas. Antes no tenía razones, ahora si que las tiene, jajajajaja…
En fin… creo que sigue siendo malvado, chismoso, lambón y cizañero. Pero no es bruto ni mediocre. Es comprometido, responsable, capaz, sabe trabajar en equipo, un caballero y hasta gracioso.
Me caes bien Filipichín.
Posdata: el Filipichín se quedó un tiempo sin trabajo y sufrí una grave dicotomía moral. Me sentí feliz cuando él ingresó al listado de los desempleados, me dije a mi misma “está recibiendo lo que sembró”. Pero esa felicidad que sentía se me convertía en culpa que me consumía, no estoy acostumbrada a alegrarme del mal ajeno. No hace parte de mis principios de vida, pero bueno, lejos estoy de ser perfecta.
Hoy, para enmendar esa alegría que sentí, estoy intentando conseguirle trabajo, sin que él sepa, no quiero que sepa o que sienta que me debe un favor.